Vivir
sábado, 10 de julio de 2010
Todo lo que sé, es que duele. Y duele lo suficiente como para hacer que no quieras moverte. Lo suficiente para que no tengas nada más que soportarlo.
El pasado es como el Principito, siempre está preguntando y no se va a callar sin que le des una respuesta que le satisfaga. El mío, me pregunta siempre si esto es lo que quería, yo le respondo que no, pero eso no le llena.
El futuro es como... pues, no puedo decirles como es, porque nunca lo he conocido.
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